Desde luego parece que es la panacea, pero no es oro todo lo que reduce. La popularidad le viene dada de que, numerosas personas pierden peso cuando empiezan a llevar a cabo este ayuno intermitente. Las razones son obvias y dos, a mi modo de ver: por un lado, al tener menos frecuencia de ingestas (normalmente el individuo hará dos, como mucho tres comidas al día) el volumen de comidas será menor (la saciedad llegará y se dejará de comer antes). El resultado de este primer punto será una cantidad menor de calorías totales consumidas en el día. La segunda razón es, al hacer solo estas dos o tres comidas, será más sencillo la elección de alimentos más saludables.

Piensa que a más veces tengas que planificar los platos o ponerte a comer, más veces se te presentarán un abanico de oportunidades con elecciones buenas y no tan buenas. Total, que será más fácil que elijas alimentos poco saludables y te dejes llevar por la tentación del momento.

Madre mía, entonces es una panacea, todo un descubrimiento.

Pues lo que dije, no es oro todo lo que reluce. Por un lado, el ayuno ha dado exactamente los mimos resultados en los estudios (en tema pérdida de peso y grasa corporal) que cualquier plan de restricción calórica tradicional.  Por el otro, hay personas que realmente al hacer dos o tres comidas al día, les genera incluso más ansiedad al estar pensando en la siguiente ingesta.